Instalación-performance, 2014.
PAM 14.
Juego de doble sentido e ironía, tratando de abrir preguntas sobre lo que es o se muestra como arte.
Una vuelta de tuerca al ready-made de Duchamp, ahora convertido en una impresión sobre papel comestible y revistiendo una tarta de chocolate, para presidir el acto inaugural de una exposición artística. Trata de cambiar el papel del espectador que pasa de observador a comensal.
Como en la última cena, el cuerpo de la Mona Lisa, en esa imagen donde ya travestida y habiendo perdido su carácter sublime, se convierte en alimento, cuerpo simbólico del arte, que cortado en porciones va a ser engerido por los asistentes al acto. Con esta degustación podrán llevarse parte de la obra incorporada, formará parte de su digestión, y finalmente será asimilada por su cuerpo.
La obra se completa con la exhibición de un vídeo o documento del proceso de elaboración de la tarta, a modo de receta y revalorizando la importancia del proceso de las cosas. En referencia a la pintura, lo que se hace llamar “la cocina” o la técnica del buen hacer.